El período helenístico


Alejandro Magno pasó por Licia en su marcha contra el Imperio Persa (333 a. C.). Licia fue incluida en una nueva satrapía junto con Panfilia, y Nearco fue nombrado sátrapa. Luego de la muerte de Alejandro, el convenio de Triparadiso (320 a. C.) asignó a Antígono las provincias de Frigia, Licaonia, Panfilia y Licia. Sin embargo, ese status quo pronto se quebraría, y tras la derrota de Antígono en la batalla de Ipso (301 a. C.), Licia formó brevemente parte de las posesiones de Casandro, para luego ser disputada, junto con otras regiones de Asia Menor, entre Ptolomeo I de Egipto y Seleuco I de Siria.

Desde la Paz de Apamea entre Antíoco III de Siria y Roma (188 a. C.), Licia estuvo bajo el control de Rodas. No obstante, una Liga Licia fue establecida en el 168 a. C., luego del fin de la Tercera Guerra Macedonia y con la anuencia de Roma. La formaban alrededor de 23 ciudades-estado, las cuales eran proporcionalmente representadas, de acuerdo con el tamaño de la ciudad, en un Sinedrio o asamblea (el número de representantes variaba de 1 a 3). También se tiene noticia de la existencia de los cargos de sumo sacerdote y Liciarca, los cuales posiblemente coincidían en un mismo funcionario.

A principios del siglo I a. C., Licia se vio inmersa en el proceso de fortalecimiento de grupos de piratas, junto con lugares como Cilicia y las islas del mar Egeo. Entre los líderes piratas de Licia, destacó Zeníquetes, el cual llegó a proclamarse rey. En el 77 a. C., Publio Servilio Vatia Isaúrico derrotó a los piratas de Licia y Panfilia, dando pie a las campañas en Cilicia de Pompeyo Magno.

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