La conquista persa y la Dinastía de Janto


El rey persa Ciro II derrotó a Creso y conquistó Lidia hacia el 545 a. C., regresando a Persia al poco tiempo. La conquista de las demás regiones de Asia Menor le fue encomendada al general Hárpago, quien en los años siguientes anexionó Jonia y Caria, dirigiendo finalmente su ejército contra Licia. El ejército persa probablemente entró en el país por el noroeste, a través del monte Antikragos en las cercanías de Telmeso. Heródoto (Historias, 1.174-178) cuenta que los jantios fueron derrotados en una batalla por Hárpago, tras lo cual regresaron a Janto, donde quemaron los edificios de la acrópolis. Luego de ello tomaron a sus mujeres, hijos y esclavos y salieron a enfrentarse por segunda vez a Hárpago, quien los exterminó. Es así que, en la época de Heródoto, los jantios eran advenedizos llegados posteriormente, con excepción de ochenta familias, que formarían la aristocracia de Janto. Se ha especulado que las ochenta familias se habrían salvado por encontrarse pastoreando en las montañas, aunque también se ha señalado que la conformación de la aristocracia de Janto difícilmente pudo haber sido consecuencia de un hecho puntual, sino más bien de un proceso amplio.

Según Heródoto (Historias 3.90), durante el reinado de Darío I Licia fue incluida en la "primera satrapía", junto con Jonia, Eolia, Caria, Magnesia, Milia (a veces considerada parte de Licia) y Panfilia; en tal caso, la sede satrapal se situaría en Caria. De todos modos, es igualmente posible que tanto Licia como las regiones vecinas dependieran directamente de la satrapía de Lidia, con capital en Sardes, y que no constituyeran una satrapía propia. Janto fue repoblada, y presumiblemente cumplía la función de centro administrativo local. Los persas se caracterizaban por dejar cierto grado de autonomía en los asuntos internos de los pueblos conquistados. En el caso de Licia, no hay evidencia de guarniciones persas permanentes hasta el siglo IV a. C.; por el contrario, se valían de la colaboración de dinastas locales para garantizar el tributo y el orden interno. De estos dinastas se tiene constancia desde principios del siglo V a. C., aunque posiblemente el particular sistema dinástico ya existía desde antes de la conquista persa.

El primer dinasta de Janto conocido es Kuprlli, el cual, según evidencia su acuñación, mantuvo el poder desde c. 485 hasta c. 440 a. C. y lo extendió incluso hasta Limira, en el área más oriental de Licia. Es posible que la Dinastía de Janto estuviera emparentada con el conquistador Hárpago, aunque no hay acuerdo sobre ello

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