Licia

Licia (licio Trm̃misa, griego Λυκία Lykia, latín Lycia) es una antigua región del sudoeste de Asia Menor, en las actuales provincias turcas de Antalya y Muğla.

A lo largo del I milenio a. C. desarrolló una cultura particular, con lengua, escritura y cultos propios, aunque subsecuentemente se desarrolló un marcado proceso de helenización. Fue conquistada sucesivamente por los persas, Alejandro Magno, los romanos y los turcos, y ocasionalmente formó confederaciones independientes o autónomas.

Caria


Caria (griego antiguo Καρία Karía) es el nombre de una antigua región histórica situada al sudoeste de la actual Turquía. Fue incorporada en el 545 a. C. al antiguo imperio aqueménida como la satrapía de Karkâ. Su capital fue Halicarnaso (actual Bodrum), la cual había sido originalmente fundada por los griegos. En la antigüedad, los carios fueron famosos mercenarios.

Lengua lidia

De esta lengua se conservan algo más de setenta inscripciones, datadas entre los siglos VI a. C. y IV a. C. y escritas en un alfabeto variante del griego arcaico (aunque también es posible que tenga un origen autóctono). Son de tipo sobre todo funerario y votivo; unas pocas son graffitis. El idioma lidio es una lengua indoeuropea del grupo anatolio, al igual que el licio y el hitita; a pesar de la escasez de inscripciones, se ha conseguido interpretar y traducir con dificultades muchas de ellas, en base a las primeras sesenta y cuatro encontradas, la mayoría halladas en la necrópolis de Sardes. El proceso de traducción ha sido exitoso gracias a la existencia de un famoso texto bilingüe lidio-arameo y varios lidios-griegos. El idioma fue utilizado entre los siglos VII y II a.C., en el área de Anatolia occidental. Estrabón declara en el siglo I a.C. que apenas quedaban ya trazas del lenguaje lidio.

Lidia

El reino de Lidia fue una antigua región al oeste de la península de Anatolia, ubicada en las actuales provincias turcas de Izmir y Manisa, que fue Reino e Imperio tras la caída del Imperio Hitita y hasta la conquista por parte del Imperio Persa. Se encontraba en una posición privilegiada que le permitió actuar como vínculo entre Oriente y Occidente. Destacó como potencia comercial y además era conocida por ser muy rica en minas de oro, como recuerda el historiador griego Heródoto en el siglo V a. C.: «En cuanto a maravillas dignas de ser recordadas, en comparación con otros países, Lydia no posee muchas, excepto las briznas de oro que provienen del Tmolo, cadena de montañas de Anatolia» (Heródoto, Historia, 1.93). Asimismo los griegos creían que los lidios sacaban oro del río Pactolos.

Muchos hacen remontar las primeras monedas de oro a Creso, último rey de Lidia (siglo VI a. C.). Los conocimientos actuales se apoyan en los hallazgos de monedas de electro, una aleación natural de oro y plata cuyos yacimientos principales se hallan en Éfeso, en la costa de Asia Menor.

Frigia

Frigia fue una antigua región de Asia Menor que ocupaba la mayor parte de la península de Anatolia, en el territorio que actualmente corresponde a Turquía. Estaba rodeado por las fuentes del río Sakarya y situada entre las provincias modernas de Afyon, Eskişehir y Ankara.

Hititas

Los hititas, también llamados hetitas o heteos, fueron una población de origen indoeuropeo que se instaló en la región central de la península de Anatolia entre los siglos XVIII y XII a. C., teniendo la ciudad de Hattusa como capital. Hablaban una lengua propia indoeuropea, usando jeroglíficos propios y en otras ocasiones escritura cuneiforme prestada de la asiria. Aglutinó a numerosas ciudades-estado de culturas muy distintas entre ellas y llegó a crear un influyente Imperio gracias a su superioridad militar y a su gran habilidad diplomática, constituyéndose así como la "tercera" potencia en Oriente Medio (junto con Babilonia y Egipto). Perfeccionaron el carro de combate ligero, empleándolo con gran éxito, y se les atribuye una de las primeras utilizaciones del hierro en Oriente Medio como objeto de lujo.

Sustrato no-indoeuropeo en el luvita


Además, el luvita y sus descendientes, en general, reflejan un sustrato de un no-indoeuropeo en el oeste de Anatolia. Donde el idioma hitita, junto con algunos textos jeroglíficos luvitas y palaicos, para muestra el clásico sufijo indo-europeas -as como genitivo del singular y -an para el genitivo plural, el lubita "canónico" que se utiliza en escritura cuneiforme (y algunos rituales palaicos) emplean en lugar el sufijo adjetivo -assa. Dada la prevalencia de -assa en nombres de lugares y palabras dispersas en muchas partes del Mar Egeo, este sufijo se considera evidencia de un detigio de una lengua no-indoeuropea, o por lo menos un Sprachbund egeo anterior a la llegada de los luvios y los griegos. Esta característica del luvita cuneiforme pudo haber sido un arcaísmo deliberado, para subrayar sus raíces en esa tierra; o bien es posible que el genitivo indoeuropeo fuera olvidado por los luvios para recuperarlo más tarde en el luvita jeroglífico.

Historia

De la familia semítica tenemos registros escritos ininterrumpidos desde el 2500 a. C. hasta el presente, lo que hace de ella la mejor testimoniada históricamente. Compárense los 4500 años de registros de lenguas semíticas con los algo más de 3500 años de textos en lenguas chinas, los 3400 años de textos griegos o los 3200 años que median entre las primeras inscripciones en egipcio antiguo y los últimos textos en copto). Los primeros textos semíticos conocidos están escritos en acadio (ca. 2500 a. C., - 1600 a. C.), eblaíta (ca. 2400 a. C.), ugarítico (ca. 1400 a. C. - ca. 1185 a. C.), lenguas cananeas (ca. 1200 a. C.), hebreo antiguo (ca. 1100 a. C.- 250 d. C.), fenicio-púnico (ca. 1000 a. C. - 200 d. C.) y arameo antiguo (900 a. C. - 250 d. C.). Aunque desconocemos desde cuándo hay pueblos semitas en Oriente Medio, evidencias indirectas sugieren que pueblos semitas llegaron desde África, a través de Egipto, hacia el 4500 a. C. (aunque la fecha es muy insegura).

Antiguo Oriente Próximo

Se considera actualmente que la Edad del Hierro en el Antiguo Oriente Medio comenzó con el descubrimiento de las técnicas de fundición y forja del hierro en Anatolia o el Cáucaso a finales del siglo XIII a. C.[4] De ahí se extendió con rapidez a lo largo de Oriente Medio a medida que las armas de hierro sustituían a las de bronce a principios del primer milenio adC. Se considera que el uso de armas de hierro por parte de los Hititas fue uno de los factores más importantes en el auge de su imperio.

La tecnología del hierro se propagó al mismo tiempo por Asia y por Europa,[5] ya que se desarrolló por primera vez cerca del Egeo. Se suele asociar a los Pueblos del Mar y los Filisteos con la introducción de la tecnología del hierro en Asia, así como a los Dorios por hacer lo mismo en la Grecia Antigua.

En el periodo que va del siglo XII a. C. al siglo VIII a. C., la región más rica en restos arqueológicos de hierro es la de Siria y Palestina. El bronce era mucho más abundante entre los siglos XII y X adC, y autores como Snodgrass[6] [7] sugieren que, debido a una escasez de estaño como resultado de cortes en el comercio en el Mediterráneo, las civilizaciones de la época tuvieron que buscar una alternativa al bronce. Esto parece confirmado por el hecho de que, durante un tiempo, los objetos de bronce fueron reciclados de forma extensiva, refundiendo todo tipo de objetos para producir nuevas armas, justo antes de la introducción del hierro.

También vale la pena resaltar que las primeras instancias del Imperio Asirio tenían contactos comerciales con el área en la que se estaba desarrollando la nueva tecnología del hierro.

La Edad del Hierro

Hacia la Edad del Bronce medio, empezaron a aparecer en Anatolia, Mesopotamia, el Subcontinente Indio, el Levante, las costas del mar Mediterráneo y Egipto, cantidades cada vez mayores de objetos de hierro de fundición, distinguible del hierro meteórico por la ausencia de níquel. En algunos lugares, su uso parece haber sido ceremonial, y el hierro era un metal caro, mucho más que el oro. Algunas fuentes sugieren que el hierro se fabricaba en algunas partes como subproducto del proceso de obtención de cobre, y que no era obtenible por separado mediante la metalurgia de la época.

Sin embargo, en Anatolia el hierro se producía de forma sistemática a partir de una fuente de hierro meteórico, no muy lejos de vetas explotadas de otros metales durante la Edad de Bronce. De ahí surge el uso y producción más antiguos de objetos de hierro. Las recientes investigaciones arqueológicas en el valle del Ganges, en la India, descubrieron un primer uso y trabajo del hierro hacia el 1800 a. C.[2] .

Alrededor del 1200 a. C., el hierro era profusamente utilizado en Oriente Medio, pero aún no reemplazó al uso dominante del bronce durante algún tiempo. Hacia el 1800 a. C., por razones aún desconocidas para los arqueólogos, el estaño escaseó en el Levante, lo que llevó a una crisis en la producción del bronce. El cobre también parecía escasear. Varias civilizaciones "piratas" del Mediterráneo empezaron a atacar las ciudades fortificadas a partir del 1700 a. C. - 1800 a. C. con la intención de saquear el bronce para refundirlo y convertirlo en armas. Anatolia había sido durante mucho tiempo un gran productor de bronce, y su uso del hierro (desde el 2000 a. C. en adelante) permitió la existencia hacia el 1500 a. C. de una tecnología de armas superiores a las de bronce.

En África occidental, la producción de hierro comenzó casi en la misma época, y parece claro que fue una invención independiente y simultánea. Los lugares que contenían mineral de hierro desarrollaron una preeminencia en el último mileno adC que mantendrían en el futuro. La tecnología militar diseñada para aprovechar el uso del hierro se originó en Asiria, quien de hecho parece que consideraba la ciudad de Troya como un puesto comercial (una cabeza de maza encontrada en 1902 en las ruinas de Troya, fechada en el 1200 a. C., es probablemente de producción asiria). En cualquier caso, el comercio de hierro entre Asiria y la ciudad independiente de Troya estaba ya bien establecido en esas fechas, y el secreto de su producción era celosamente guardado por los asirios.

Edad del Hierro

En arqueología, la Edad del Hierro es el estadio en el desarrollo de una civilización en el que se descubre y populariza el uso del hierro como material para fabricar armas y herramientas. En algunas sociedades antiguas, las tecnologías metalúrgicas necesarias para poder trabajar el hierro aparecieron de forma simultánea a otros cambios tecnológicos y culturales, incluyendo muchas veces cambios en la agricultura, las creencias religiosas y los estilos artísticos, aunque ese no ha sido siempre el caso.

La Edad del Hierro es el último periodo principal en el sistema de las tres edades, usado para clasificar sociedades prehistóricas, y es precedido por la Edad del Bronce. Su fecha de aparición, duración y contexto varía dependiendo de la región estudiada. La primera aparición conocida de sociedades con el nivel cultural y tecnológico correspondiente a la Edad de Hierro se da en el siglo XII a. C. en dos lugares: en el Antiguo Oriente Próximo, en la antigua India (con la civilización Védica, posterior a la Rig Veda) y en Europa, durante la Edad Oscura griega. En otras regiones europeas, el inicio de la Edad de Hierro fue muy posterior; no se desarrolló en Europa central hasta el siglo VIII a. C., y hasta el siglo VI a. C. en el norte de Europa. En África el primer exponente conocido del uso del hierro mediante fundición y forja es la cultura Nok, en la actual Nigeria, hacia el siglo XI a. C.[1]

La Edad del Hierro también acabó en periodos distintos dependiendo de la región: en la zona del mar Mediterráneo acabó con el inicio de la tradición histórica durante el periodo Helenístico y el Imperio Romano; en la India, con la llegada del Budismo y el Jainismo; en China, con el inicio del confucianismo; y en el norte de Europa, se mantuvo hasta la Alta Edad Media.

La Edad de Hierro se corresponde aproximadamente con el momento en que la producción de hierro era la forma más sofisticada de metalurgia. La dureza del hierro, su alta temperatura de fusión y la abundancia de fuentes de mineral de hierro lo convirtieron en un material mucho más deseable y barato de obtener que el bronce, lo que contribuyó de forma decisiva a su adopción como el metal más usado. Nunca hubo una Edad del Hierro propiamente dicha en América y Australasia, ya que en esas regiones las tecnologías para trabajarlo fueron introducidas por la colonización europea.